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Dar Testimonio

  • Estefania K.
  • 23 feb 2018
  • 3 Min. de lectura


Seguramente has escuchado esta frase (o algunas parecidas) unas cuantas veces por no decir muchas veces. Es que siempre nos han dicho: "Oye, compórtate", "No entres a tal lugar, no da buen testimonio que estés allí", "No actúes así porque no representas a Dios de esa forma". Sin duda alguna es así, porque de hecho, al ser hijos de Dios, ante el mundo debemos ser diferentes. El mundo está a la expectativa de lo que haces, de lo que dices, de lo que dejas de hacer, de lo que dejas de decir. ¿Para qué? Para Criticarte, para acusarte, para decir: "Pero mira a ese cristiano y lo que está haciendo". Y bueno amigos, eso es algo con lo que debemos aprender a vivir, pero sacarle provecho y hacer que todo cambie. Les voy a resumir una historia que viví hace poquito.


Junto con mi mejor amiga tenemos una fundación que ayuda a las personas en situación de calle, casas hogares, refugios, comunidades vulnerables y más. "Voluntarios al servicio". El caso es que en enero no teníamos ni un Bolívar para las actividades (cabe destacar que vivimos en Venezuela), y como aquí en Enero son las famosas ferias de San Sebastián, decidimos hacer un pote a pote en plena feria (En donde el 99℅ de las personas estaban tomando alcohol) para pedir colaboración para la fundación. Antes de salir oramos pidiendo la dirección y voluntad de Dios para ir, porque nos daba miedo el hecho de que es un mundo el cual a nosotras no nos gusta, pero pensábamos en las personas que se iban a beneficiar gracias al dinero que recogiéramos. Para resumir un poco, eran ya las 7 de la noche y nosotras estábamos aún allá, y por cosas de la vida me topé con un Sr. de unos 40 años que nos contó que llevaba un mes tomando todos los días. El señor no estaba ebrio, no era grosero, no insinuaba nada. Simplemente quería desahogarse y contarnos por todo lo que estaba pasando. De pronto les puede parecer extraño pero pasó más de una hora mientras que nosotros hablamos con él sobre su historia, y explicándole que existe un Dios que es padre de todos y que sea cual sea su problema, error, o detalle de la vida, ese Dios siempre va a estar ahí para él. Terminamos llegando a nuestra casa a las 10 de la noche. Me di cuenta de que definitivamente Dios no me quería en mi casa ese día, Dios me quería allá en ese mundo que a mí no me gusta, pero que al menos una persona fue tocada por el amor de Dios por medio de mi servicio, ¡Es de eso precisamente de lo que quiero hablar! Nosotros debemos aprender a dar testimonio, pero no sólo dentro de una iglesia, o en nuestra casa. Sino en cualquier lugar donde nos corresponda ir, somos luz porque tenemos la verdad de nuestro padre, tenemos el derecho y el deber de dar a conocer de sus maravillosas promesas.


"Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos". Mateo 5: 14-16


 
 
 

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